No sé dónde aprendiste a bailar bajo la tormenta pero lo haces y prefiero tus diluvios a esta mierd

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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Dejaba tras de sí mil cuentos de princesas.


Por muchas noches en blanco que una dedique a pensar en su biografía sentimental la verdad será que encontrará pocas soluciones. Podrá encontrar tal o cual relación, pero,  al final volverá a pasar lo de siempre, en un momento dado saltará en pedazos como tantas otras veces ,porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien.  Es casi un combate perdido de antemano. Así que lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones sentimentales viniesen con fecha de caducidad como los yogures y así sabríamos de ante mano cual es la fecha del final y no perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas ni discusiones y  nos dedicaríamos a disfrutar cada momento hasta la última décima de segundo. Aunque, si lo piensas,  lo bueno de no tener fecha de caducidad es que nos permite seguir soñando que esta vez  ese yogur pueda conservarse para siempre.

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