Por un lado quiero olvidarla pero por otro sé que es la única persona en todo el universo que podría hacerme feliz.

Sonrisas tontas, conversaciones durante horas, miradas cómplices, vidas que cada día se unen un poco más y abrazos al despedirse que terminan derivando en besos, caricias, tardes de amor y un proyecto de vida juntos. La vida hace que nos adaptemos poco a poco. De repente llega esa persona que logra que nuestros despertares se conviertan en sueños, sí, sueños de esos en los que se vive despierto, despedidas de un minuto que derivan en horas, compartir tu vida con una persona que lo sabrá todo de ti, que logrará hacerte feliz cada segundo y te animará cada vez que te derrumbes, y después de unos meses de salir con esa persona te das cuenta de que estás enamorado, clásicamente enamorado.