No sé dónde aprendiste a bailar bajo la tormenta pero lo haces y prefiero tus diluvios a esta mierd

No sé dónde aprendiste a bailar bajo la tormenta pero lo haces y prefiero tus diluvios a esta mierd

jueves, 17 de abril de 2014

Dos palabras, ocho letras y seré tuya para siempre.


Amamos lo que perdimos, queremos lo que envenena.

Es hora de volver a empezar, de comenzar a soñar de nuevo. De sentir. De sentir más que nunca. Es hora de empezar a confiar y de disfrutar, porque al fin y al cabo la vida se resume en momentos. Y normalmente recordamos más aquello que nos ha hecho felices. Momentos felices por doquier, así quiero recordar mi vida. Mirar hacia atrás y ver una sucesión de sonrisas, caricias, besos y abrazos.

No todo sale bien, pero bueno chico aquí estamos.

 Incluso cuando creemos que nos merecemos ese final feliz, no siempre llega. Aparecen las dudas, empiezan las misiones secretas y ni la Bella Durmiente encuentra a su príncipe. En esta ciudad no hay nada seguro, la noche puede empujarte hacia un oscuro futuro o sumergirte en un misterioso pasado.

Paraba balas por ti y al final eras tú quien estaba detrás del gatillo.

Te advertimos que no podías sacar nada bueno de hurgar en la telaraña. Siempre acabas enredándote en tus propias mentiras, y cuanto más te mueves, más te enredas, hasta que acabas encerrándote en la prisión que te has hecho tu mismo.

¿ Reina de corazones o de corazones rotos?

Errores... todos los cometemos. Suelen empezar con la mejor de las intenciones como guardar un secreto para proteger a alguien, o distanciarte de la persona en la que te has convertido.
A veces no sabemos que errores hemos cometido, y otras veces nos damos cuenta a tiempo para poder corregirlo. Pero todo error atiende a una razón: darte una lección que de otra forma no aprenderías, y que esperamos no volver a cometerlo jamás.

Si duele inspira.

Amé demasiado. Amé hasta el punto de dejar que me rompieran el corazón. Un corazón más frágil de lo que yo misma creía. Me dejé llenar los oídos de lo que yo misma me inventaba y como una bomba de relojería todo terminó estallando en mis manos. Tic, tac, tic, tac. El tiempo transcurre ahora más rápido de lo que me gustaría y rezo por encontrar al fin una solución a mis problemas, a este dolor que se te incrusta en la garganta y te oprime lentamente y quizá la repuesta sea dejar que las cosas pasen. Al fin y al cabo, ya no tengo nada que perder.

viernes, 11 de abril de 2014

El nudo en mi garganta sé que siempre es él ahogándome.


El invierno pone la prisa y yo la desesperación por encontrarte. A estas alturas que ya apenas nadie puede hacer que nos separemos del suelo sino únicamente para estrellarnos contra él. De nuevo. He vuelto a no saber qué, si tú estás encontrando las respuestas en otra cama. Y si la Navidad me parece el purgatorio donde tanto tiempo libre sólo me regresa a los bares donde nos hemos hecho cubatas y daño. Va a ser así, rodar y rodar hasta que me paren los pies algunos brazos, y luego me peguen una hostia. Hasta despertar de toda esa realidad que solo sucede cuando no estás. Es decir, siempre. Tantos domingos como el de hoy. Igual que expresiones que sin palabras se quedan en una mueca de dolor. Tantas. Ya me estoy cansando, pero he aquí mis ojeras para recordarme que voy a seguir aunque no quiera. Aunque no me quieras. Qué desesperación tan disfrazada de calma, que ya apenas logra que entre en calor cuando hace no sé cuanto frío que no te veo. Si las cosas salieran como queremos, o si al menos las cosas que queremos no salieran de nuestra vida. Todo iría mejor, como cuando llevas el suficiente alcohol en sangre para decir 'te quiero' y el orgullo sabe que no puede hacer nada. Es esa libertad, la de querer ser prisionero de algunos ojos en los que estés mejor que en casa.Todo iría mejor, estoy tan segura de ello como lo estoy cuando digo que ya apenas recuerdo de qué paraíso era tu boca la entrada.Y siempre descendiendo, podría ceder ante tus piernas, y luego entre ellas. Y empalmar los días con esa facilidad que tienes tú de hacerte indispensable, como el cigarro de después de comer. Sería perder la noción del tiempo y encontrarnos guapos si nos despertamos más  feos que nunca, pero juntos. Enero viene cargado de toda la mierda que promete cualquier comienzo. Ojalá este año tengamos más orgasmos que finales.