No sé dónde aprendiste a bailar bajo la tormenta pero lo haces y prefiero tus diluvios a esta mierd

No sé dónde aprendiste a bailar bajo la tormenta pero lo haces y prefiero tus diluvios a esta mierd

lunes, 29 de abril de 2013

Hasta las sonrisas más grandes esconden secretos.


Sí, es verdad, algunas veces me gustaría desaparecer. Huir de todo y no volver la vista atrás. Irme, cuanto más lejos esté el destino, mejor.  Desconectar, respirar y vivir. Salir un tiempo para poder comprobar quienes me echarían de menos y quienes ni se percatarían de mi ausencia. Depurarme, desestresarme y volver con más fuerza que nunca. Reflexionar y volver a comenzar. Solo por una vez y las cosas serían diferentes.

Por favor, prométeme que no serás como todos.

¿Se puede romper un corazón ya roto? El mío se rompió hace mucho, quizás demasiado. Fue una situación tan curiosa como dolorosa, algo así como la voz de alguien que defiende la libertad rodeado de un montón de cadáveres. Echar de menos... Suena hasta bonito, clásico de aquellas parejas encandiladas por derrochar el tiempo juntos. Normalmente la vida se encarga de cobrarse los momentos bonitos por sí sola. Dos kilos de desconfianza por cada gramo de felicidad, así funciona. Tú llegaste a mi vida por una de las casualidades más grandes que puedo recordar, ni tú me buscabas ni yo te encontré. Fue extraño. Creo que lo nuestro siempre ha sido extraño, desde nuestro primer beso. Siempre pensé que era una relación condenada al fracaso, casi ni me ilusionaba. Pero con el tiempo empecé a creer que eras diferente, que buscabas algo más que encontrar una sonrisa bonita. Creo que me equivoqué, me duele hasta pensarlo. Ha llegado el punto en el que intento negarme a creer que las cosas puedan ir mal. El problema es que ahora mismo me siento como aquel que defendía la libertad rodeado de un montón de cadáveres. Por favor, prométeme que no serás como todos.


Y a pesar de nuestros intentos, la vida sigue sin nosotros.

Sí, aquí estoy yo, hecha polvo. Sin duda alguna no es algo que venga de ahora sino de  la acumulación de aquellos 'pequeños' baches que la vida se ha encargado de ir poniéndome durante poco más de un año. Las cosas antes eran diferentes. Mi yo de ahora, mi yo de antes. Mi yo de antes se habría perdido en tu sonrisa y se habría dejado llevar. Sin embargo, mi yo de ahora con cada desprecio tuyo se pierde en la sonrisa del de antes. Supongo que será la impotencia, ver como aquello que te ayudó a olvidar te va hundiendo poco a poco del mismo modo en el que ahora recuerdas todas aquellas horas perdidas por la sonrisa del pasado.